El manejo médico adecuado y unos hábitos de vida saludables pueden ayudar a aquellas personas con la
enfermedad a gozar de una mejor calidad de vida, aumentar la tolerancia a la
actividad física habitual y reducir las perspectivas de complicaciones.
1.
Medicación -
Broncodilatadores : Mediante la relajación y el
ensanchamiento de los
bronquios, estos medicamentos permiten que se introduzca más oxígeno en los pulmones. Hay broncodilatadores en jarabes, en comprimidos o en aerosol.
Vacunas. Dado que algunas enfermedades comunes, relativamente leves en otros pacientes, pueden presentar graves riesgos para la salud en los pacientes, suele recomendarse en estos pacientes una vacuna antigripal (administrada en octubre o noviembre antes del comienzo de la estación de la
gripe) y una vacuna contra la
neumonía (una inyección de una sola vez).
Antibióticos: Pueden ser necesarios para tratar una infección respiratoria aguda y, en algunos casos, para ayudar a prevenir una infección bacteriana.

2.
Ejercicio: Un programa de ejercicio moderado siempre bajo supervisión
médica puede ayudar a los pacientes a que lleven vidas más activas. La forma física no puede mejorar la función de los pulmones, pero puede aumentar la tolerancia de una persona al esfuerzo, al permitir al corazón y otros músculos a utilizar el
oxígeno disponible de forma más eficiente. A veces puede ser necesario algún medicamento broncodilatador antes de una sesión de ejercicio. Son muy importantes los ejercicios de respiración para aumentar la fuerza y la resistencia de los
músculos que controlan la inspiración y la espiración, así como ciertas técnicas para ayudar a despejar los pulmones de
secreciones mucosas.
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